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Pilates era un genio, ¡ahora créetelo!

Joseph Pilates

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Pilates era un genio, seguro que tú también lo has oído decir unas cuantas veces, lo has leído en un montón de sitios, seguro que hasta lo has visto en inglés: "Pilates was a genius". Pero, ¿eres plenamente consciente de lo que esto significa?, ¿le das a este hecho toda la importancia que conlleva?

Para serte sincero yo no lo hacía, era una frase hecha más del estilo a: "-¡Ay, cuanto tiempo! a ver si otro día quedamos a tomar un café. - Sí y charlamos un rato, chao cielo". De la misma manera que ese café nunca se llega a tomar, la palabra "genio" no acababa de excitar las suficientes conexiones neuronales en mi cerebro. Y esta situación no ha cambiado hasta que he ido descubriendo por mi mismo la genialidad de su Método, gracias a las enseñanzas de mis maestros. De forma que, ahora, cuando oigo Pilates y genio en la misma frase se desata en mi mente todo un estruendo lleno de ohhhhs, de fanfarrias y de signos de admiración en negrita.

Me siento incapaz de trasmitirte en unas pocas líneas todo el proceso que ha seguido mi perezoso y abrumado cerebro para conseguir esto, no porque le haya llevado horas y horas de trabajo durante meses y meses sino porque soy de ciencias y la literatura nunca se me dio. Por lo que voy a intentar convencerte por otra vía. Empecemos el viaje:

  1. Saca de tu cabeza el concepto de "genio" porque vamos a crear uno nuevo desde cero.
  2. Piensa en Beethoven, seguro que se te vienen a la cabeza "Para Elisa" y esa alegre cancioncilla de La Primavera. Y seguidamente piensas: Beethoven era un _ _ _ _ _ de la música (un _ _ _ _ _ porque recuerda que hemos borrado el concepto de genio de tu cabeza, ver paso 1). Ahora, imagina que antes de Beethoven toda la música que existió fue unos cuantos músicos que tocaban instrumentos con bastante maña, algunos de los cuales hasta quedaban y tocaban juntos de forma armónica e incluso llegaban a tocar cosas leyéndolas de folios con filas de 5 rayas, la obra más compleja hasta la época era el cumpleaños feliz. Y en ese contexto llega Beethoven y compone toda su obra (imagina ahora una gran ovación llena de aplausos y gente que se mira y dice sí con la cabeza). Y no solo eso, imagina también, que después de Beethoven lo más parecido que llegó a componerse fueron el Aserejé y varias versiones reggaeton del Para Elisa, es decir, ni antes ni después hubo persona alguna que crease algo parecido. Ahora tienes un concepto brutal en la cabeza, un adjetivo que nos indica la valía de Beethoven. Bien, vamos a ponerle nombre, diremos que Beethoven es un Genio de la música (los lectores avezados habrán notado que hasta lo he puesto con mayúsculas).
  3. Si ya has pillado la idea puedes saltarte este paso, porque es una nueva iteración del paso 2, pero si quieres profundizar aún más en este trabajo continua leyendo. Imaginemos ahora que antes de Einstein no había habido Newton, ni Galileo Galilei, ni nadie por el estilo y que, después de él la teoría más compleja que apareció fue un método para resolver sudokus y un par de refritos del trabajo de Einstein que se llamaron la Peak Relativity y el yoga-relativista. Parece que, por su obra y su forma de destacar, Einstein también se merece la etiqueta de Genio.
  4. Ahora imaginemos un hombre nacido a finales del siglo XIX en el seno de una familia más que humilde, sin muchos estudios, cuyo oficio principal fue el de cervecero y tuerto desde niño (este dato sobra pero le da dramatismo a la narración). Este hombre, a partir de la observación, de la experimentación (primero con él mismo y luego con otros) y de hacerse con toda la información que malamente podía conseguir (estoy por apostar que no tenía ni tarifa de datos) desarrolló un método de ejercicio físico al que llamó Contrología. Hasta entonces, las únicas cosas parecidas que existían y que él conocía eran cosas como: entrenamiento de boxeo, Jiu Jitsu, ejercicios de la Grecia Clásica y una gimnasia alemana de espalderas que suena de un interesante que no veas. Dedicando toda su vida a esta empresa logró crear y pulir el método de ejercicio físico más completo y de aplicación más universal jamás visto. Y no solo eso sino que también creó un conjunto de aparatos necesarios para la ejecución de los ejercicios. Desde entonces han surgido muchos otros métodos de entrenamiento, pero mucho menos ambiciosos (notar que "menos ambiciosos" es la forma políticamente correcta de "no le llegan ni a la altura del betún"). También, por supuesto, han aparecido toda una constelación de versiones reggaeton y refritos de su método con nombres tan sugerentes como: “pilates contemporaneo”, “aeropilates” y el imbatible “tauropilates”. El protagonista de esta historia es Joseph Hubertus Pilates y por supuesto que se merece nuestra reluciente etiqueta de Genio.

Además, mira tú por donde, resulta, que de las 3 historias la única totalmente cierta es la de Pilates. No, no quiero decir que el resto no sean genios, lo que quiero decir es que si Pilates no está en el mismo nivel que cualquier genio de cualquier disciplina que se te ocurra es porque está un escalón por encima. Además de ser un genio en lo suyo es único en su categoría, es un Genio.

Ahora, cada vez que vuelvas a oír la frase con la que comenzaba toda esta parrafada, quizás, te apetezca pararte un segundo, masticarla un poco y sacarle todo su jugo. Porque si no lo hacemos así podemos incurrir en unos cuantos errores, el primero de los cuales ... será el tema de las próximas publicaciones :-)